No todas las irregularidades que se encuentran se deben a un fraude, ni que todos los fraudes sean cometidos por las empresas o particulares a los que se les achaca. Nuestra experiencia nos indica que en la mayoría de los casos no se puede acreditar fehacientemente la existencia de fraude, de ahí que tengamos una alta tasa de éxito a la hora de defendernos de esas acusaciones.